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La problemática existencial de la humanidad del siglo XXI exige de nuevos líderes educativos. Hoy enseñar lo que se supone que el niño ignora, ya no es una solución. Hoy debemos formar seres humanos virtuosos, comprometidos con la vida y la naturaleza, espiritualmente sanos y respetuosos de todas las manifestaciones socioculturales.
El líder educativo que recibe a sus alumnos en un aula que está abierta, que como límites tiene el infinito cosmos y la sabiduría ancestral de donde surgirá una nueva actitud, un nuevo compromiso existencial y el amor a la vida.
Este ser humano, será capaz de conocer todos los avances tecnológicos y científicos y los aplicará a su vida cotidiana como un coadyuvante a su bienestar, que utilizará los grandes logros de la inteligencia artificial como una herramienta que mejore los resultados, pero nunca como sustituto de la inteligencia y habilidades humanas.
Que a través de la lectura y escritura vivirá una constante mejora en todas las áreas de su vida, y el testimonio de sus publicaciones, serán un legado intangible para la humanidad.
Será un líder educativo comprometido con la sociedad, por lo tanto, será un experto en las problemáticas y en buscar soluciones reales que garanticen la utilidad de la labor escolar tanto en las ciudades como en el campo.
Deberá ser el primer aliado de los programas educativos de la Secretaría de Educación Pública o de los Ministerios de Educación, para hacer equipo en la construcción de nuevas comunidades humanas; sociables, sanas y autosustentables.
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